jueves, 12 de abril de 2012

“Ocho letras. Ocho letras que ordenadas pueden causar extrañas sensaciones. Vacío. Suspiros. Lagrimas. Ocho letras que pueden abrir un corazón de par en par y que pueden sin embargo también cerrarlo a cal y canto. Recordar. Olvidamos a menudo el significado de esta palabra. Desconocemos la fuerza que puede ejercer llevar a cabo esta acción. Dolor, el más profundo que conozco. El más cruel. Y sin embargo, no existe ser humano en la tierra que no pueda recordar o que no quiera hacerlo. Tristeza, proveniente sobretodo de los momentos felices que han terminado, de aquellos que desearíamos con ansias poder repetir. Impotencia al vernos obligados a dejar algunos de los mejores momentos de nuestras vidas como parte del pasado, de un libro cerrado. Desilusión, melancolía, nostalgia, decepción... Una lista interminable de adjetivos que creemos no aportan ni un gramo de felicidad a nuestras vidas. Los más valientes se atreven incluso a soñar con una posible destrucción de nuestros recuerdos, olvidando así una gran evidencia, y es que sin recuerdos, seríamos solo máquinas. "





No hay comentarios:

Publicar un comentario